Friday, December 23, 2005

pensando en píxeles inconclusos.*

Héctor Rodríguez.


La brillantez de los espacios en que vacío mis escuálidos intentos de sobrevivencia lingüística cada vez se torna más cegadora. Creo haber determinado la distancia entre esta sutil inexpresividad mía y la densidad del tiempo transcurrido delante, detrás y a los costados del maniquí dérmico que me conserva; si acaso me atreviera a dimensionar ese cálculo en alguna medida física, ésta (distancia) sería equivalente entre uno y otro evento… mi incapacidad y su envase atemporal se persiguen en paralelo. Quisiera poder prever con mas agudeza este tipo de espasmos a los que guardo tanto recelo; es curioso, los padezco con tremenda angustia y sin embargo los decodifico en palabras perdedizas a un futuro, convivo con una ausencia aterradora al instante de esa sacudida, la percibo, me la apropio… una vez experimentándola, comienzo a auscultarla, a conocerla; me adentro en sus silencios y la reto con todas mis fuerzas.

La complejidad del proceso en este tipo de crisis casi ridícula es de mencionarse ya que involucra una serie de elementos multidimensionales inscritos en lo que llamaré un “campo material de contacto y deliberación cognitiva”. Es sencillo; si tomáramos en cuenta la relación que se entabla de manera automática entre la información del exterior y el funcionamiento cognitivo de nuestro cerebro, podríamos comenzar a entender ciertos déficits, ciertas obstrucciones, ciertos letargos y rezagos en los procesos en que nuestra mente cerebral opera.

Por principio, tomemos en cuenta el factor “estímulo”. El cerebro es un músculo que necesita de un mantenimiento consciente e integral, solicita de un inherente ejercicio de flexibilización hacia el incremento de ciertas posibilidades en su total y correcto funcionamiento y desempeño. Indago pues, sobre lo que en teoría considero una obstrucción sistemática hacia la plenitud de un funcionamiento sano y depurado en los procesos del pensamiento, la memoria y la mente en general. Como un breve preámbulo, y a manera de contextualizar algunos de los detonantes de la problemática que intento esbozar (de manera muy general), propongo como causa inminente e ineludible nuestra contemporaneidad. Las actuales sociedades han optado por edificarse sobre inmensas plataformas económicas que han determinado modelos de vida aplastantes, rigurosos, en los que se congregan de manera plural y heterogénea una serie de eventos caóticamente sofisticados; ello configura actualmente lo que podríamos llamar una “fenomenología de la modernidad”, que como resultado inobjetable ha producido inmensas torres de Babel de las que no han de surgir soluciones humanas para la vida.

Gracias a la multiplicidad que ya de sí plantea la sola idea del neoliberalismo en todos sus sentidos, hemos de subsistir bajo los efectos de una monstruosa oleada de información, de una sobresaturación infinita de datos que anuncian, venden, promueven, advierten, asustan, amenazan, entristecen, indignan, enojan, corrigen, sugieren, divierten, angustian, cuestionan… He ahí el porvenir de los procedimientos automáticos del pensamiento. Este cúmulo de intencionalidades semánticas no solo abruma la frágil plataforma mental humana, sino que la confunde, satura, fragmenta y desquicia progresivamente, afectándose nuestra subjetividad mientras es guiada, conducida, influida, corrompida y bombardeada. Esto lo podemos comprobar a cada minuto: cualquier publicidad explica en su producción inherente (influencias y condicionantes) lo que acabo de exponer. Otros fenómenos similares revisten en su forma y contenido la carga de sentido necesaria para modificar gradualmente no solo la fisiología de los procesos del pensamiento sino también las cogniciones, y en el peor de los casos, las conductas y actitudes individuales.

La génesis de esta ruptura sobrelleva algunas consecuencias que deberíamos considerar, de menos, a largo plazo. Entendemos que esta fractura es de tipo complejo y que requiere de instrumentos cognitivos de análisis que logren restaurar y reencauzar nuestras capacidades de asimilación, conceptualización y discernimiento con el objeto de ponderar a consciencia la información que ha de ser introyectada a nuestro cerebro.

Se percibe entonces, la necesidad de crear un sistema emergente de apropiación semántica que otorgue nuevas posibilidades de recepción e interpretación del conjunto de informaciones orbitantes a nuestra existencia. No se habla de un dispositivo material ni de un programa teórico aspectado en módulos ni mucho menos; se habla de una iniciativa personal, individual, de una propuesta auto-gestionada que idénticamente “estimule” una de-sensibilización de los procesos de subjetivación a partir de un análisis concreto, integral y profundo de las “huellas” en tanto producción, circulación y recepción de dicha información; solo así lograremos entender fríamente la subliminalidad de este fenómeno a su vez que estaremos desmantelando el todo en sus partes.

Este brío convoca de un trabajo de lectura entre líneas que requiere irreductiblemente de énfasis, enfoque, concentración y auto-descubrimiento; necesitamos comenzar a pensar el pensamiento, a mentalizar los procesos mentales y a redescubrir el significado de los significados… solo llevando a cabo este tipo de proyecto podremos concebir una metodología de los procesos cerebrales del pensamiento sin espacio a claudicar, sin caducidad, sin involución ni parálisis. Para ello, es inminente la apertura de un espectro que perciba a toda información aspirante a certidumbre como insuficiente en su explicación, con ello indico que debe cuestionarse en tanto fundamento; las pruebas tangibles, la inducción, la verificación / confirmación debe quedar en entredicho ya que es precisamente en esta naturaleza procedimental donde descubrimos un espacio en blanco en el que se revela la falibilidad de toda certidumbre. Con lo anterior solo intento hacer clara la relatividad de la que es parte tanto nuestra forma de pensar como la idea misma de las certezas absolutas, que distan de dicha impecabilidad y que pueden ser descubiertas como verdades empaquetadas en envases reciclables.

Es claro que el objetivo último de este meta-sistema es la recuperación del predominio analítico hacia los contenidos, y la reinserción del sujeto como ente de conocimiento dentro de sistemas complejos generalizados. Con un “meta-sistema” nos referimos a un modelo guía internalizado que funja como motor de conocimiento de un modelo primario, es decir, un modelo sistematizado que desde un orden exterior, estudie las formas y los procedimientos del modelo que estudia al conocimiento en general. En pocas palabras, hablamos de una metodología que se concentra en la revisión de la manera en que configuramos realidad; de un conocimiento de segundo orden que se encargue de revisar todos los fenómenos y dominios cognitivos, incluso de un segundo pensamiento reflexivo que opere hacia la dilucidación de los procesos de nuestro pensamiento reflexivo. Con “reinserción del sujeto” refiero a la reintegración del ser a los objetos de estudio del pensamiento, dentro de realidades complejas subordinadas al caos fenomenológico del cosmos en general.

El planteamiento epistemológico que de aquí surge no tiene gasto alguno; se debe comenzar a pensar sobre aquello que se piensa cotidianamente; debemos de tomar en cuenta que eso que en apariencia parece existir, es en definitiva una ilusión.

Ahora si, todo va tomando forma… Cuando somos capaces de interpretar la ilusión de los elementos conformadores de nuestra realidad inmediata, hemos dado un paso hacia la comprensión de ese todo integral que busca más allá de si mismo las respuestas a su génesis y expansión. Este tipo de paradigma metafísico supone una conexión y un nivel de desarrollo de conciencia bastante altos… y aunque se revela como un evento metafísico, es por igual un suceso científico inapelable que expone sin lugar a dudas la versatilidad, heterogeneidad y flexibilidad de su naturaleza al incorporarse al estudio de su estudio, es decir, transmuta y se convierte en su propio objeto de estudio.

La cientificidad promotora de la disyunción entre las disciplinas del conocimiento es tangible, como igual de tangible es la cientificidad de la búsqueda que las mentes inconformes, paranoides e intranquilas realizan… Decía en un principio sobre mi padecimiento de inexpresividad lingüística; ahora siento que más que una carencia lingüística, habría de haberme referido a un miedo de tono psicótico: el miedo a caer presa del vacío a mi alrededor. Hasta aquí puedo considerarme un teoricista extremo, un razonador precario y un sediento de lógicas que puedan lograr a futuro alguna flexibilidad interdisciplinaria… sin embargo, por más que hago el esfuerzo, es rara la vez que logro la contundencia esperada por mi mismo, terminando así, atascado en reflexiones que giran espiroidalmente hacia un vacío infinito, abandonándome, elucubrando en pixeles inconclusos…


*inspirado por el humanista Edgar Morin y sus estudios sobre la complejidad de los sistemas conformadores de la vida en general.

No comments: