Wednesday, July 24, 2013

Hexagrama

Habráse visto semejante albur rondándonos.  Es la arista en la que caminamos, los lados de las formas, la incertidumbre de lo conocido.  Es la vida en un envase, el más frágil de la especie.  Por eso hay que nacer, todos los días, como si fuera necesario: como si debiéramos celebrar las mañanas en un respiro -el primero al despertar- para después hacer como que nada es conocido; nuevo todo, nueva luz, nuevo tu.

Habráse visto semejante suerte, semejante caos: semejante conjuro, semejante embrujo, el de estar vivo.

Por eso cada partícula de polvo cuenta, cada cabello caído, cada gota de líquido; de sudor, de lluvia, de semen, de sangre.  Cuenta cada halago recibido, sincero; cada mirada desconocida y conocida, de esas que hablan con los párpados.  Cuentan los árboles que bailan y las hojas que viajan con la promesa de amarillos y ocres.

Habráse visto semejante magia y semejante indecencia, en todos, en nosotros.

En la indiferencia del inexpresivo y el paroxismo del enajenado.  En el arte por el arte y las maneras de matarlo; tan burdas, tan finas, tan comentadas en palabras y realizadas en lienzos, partituras, escenarios y celuloides, todos apócrifos.

Habráse visto el destino charlatán vs. la sincronía matemática, encontrándose, en el plano cartesiano.

Se habrán de ver abrazos entre extraños, besos entre amantes, arte y naturaleza en todas partes.  Habrás de ver al otro como a ti, como a la madre y al padre, como al hijo y al mendigo; como al rico y al payaso.

Velos, ahí están.  Velos con el tacto, el olfato, el gusto, el oído, porque la vista engaña.  Velos, y al hacerlo, habrás comprendido todo.

Wednesday, July 10, 2013

Reptar

La indolencia se arrastra. Nos arrastramos, todos.  Actuamos sin pensar.  Hacemos, construimos, vanagloriamos nuestros ridículos éxitos en la escala de Richter y le sonreímos a personajes sin contenido por mero compromiso.  Compromiso.  He visto a Dorothy sin sus chingadas zapatillas.  No es nadie sin ellas.  No somos nadie sin ellas.  Somos Dorothy, la niña buena e idiota que camina dando brincos.  Está perdida. Estamos perdidos y no hay camino amarillo.  Sin zapatillas no hay magia, y yo la he visto, nos he visto, sin zapatillas, sin magia.  Cree en la magia, dicen.  Cree en ella y se hará realidad.  Yo no tengo que creer.  Yo soy la magia, y no creo en mí.  Los he visto a todos, arrastrándose, creyéndose mártires, víctimas, porque el mundo no es un lugar seguro para estar.  La realidad nos supera, los supera.  La vitalidad con la que deberían vivir los débiles no les ha sido robada en realidad: ellos la han regalado y otros la han tomado. La hemos tomado. Los otros, nosotros, hemos tomado lo que en verdad nos pertenece.  Pero yo soy débil, y regalo lo que no me sirve. No hay paraíso, no hay héroes, solo ilusiones ópticas.  El héroe cree que ha vencido y que por eso es héroe.  Puta, no hay héroes.  No existe tal cosa.  No existe Dorothy, ni la magia, ni las zapatillas, ni las víctimas, ni los héroes.  Los he visto, a todos, del mismo color, al mismo nivel, reptando.

Tuesday, July 09, 2013

La sensatez errante

Él cree estar cuerdo, adaptado, animado, pero la lucidez no es cuestión de fe.  ¿A quién le importa de cualquier manera?  A él, a veces, tal vez.  Porque para estar cuerdo hay que procurar un pensamiento lo más higiénico posible; claro, urbano, prudente, sociable, pero sobretodo, común.

Ser común.  Las parrilladas con los amigos, la conversación mundana; el fútbol, el individualismo comparado: breves colecciones de voluntad prostituida.  Él cree que compartir lo poco que le causa empatía es un lujo absurdo pero necesario.  A final de cuentas se siente bien ser aceptado, aunque sea en dosis controladas. Sin embargo hay algo que le carcome el ánimo y le reseca la piel.

Él camina insomne imaginando que su juicio personal es sujeto a un control de calidad infame y desgraciado.  Es él quien lo cree de esa manera sin otro referente más que su propia experiencia intelectual.  E inteligir es un ejercicio de lógica sin lugar a duda.  Se aprende a hacerlo de acuerdo a reglas de asociación conceptual.  Pero eso es irrelevante, porque a nadie le importa, dice.  Y eso le carcome el ánimo y le reseca la piel, entre otras cosas.

Él cree no estar cuerdo, ni adaptado, ni animado, pero la cordura no es cuestión de fe.  Ha vivido engañado, porque se ha dejado engañar, o al menos eso es lo que aparenta a veces.  No le importa, porque no lo cree del todo.  A él le gusta aproximarse a los demás para después alejarse.  Porque a pesar de que su ánimo esté agrietado y su piel áspera, hay personas con las que logra sentirse en casa.

Él cree estar cuerdo, adaptado, animado, cerca de ellas.

Porque la cordura sí es cuestión de fe.