Tuesday, August 26, 2008

La Guerra de las Falacias (o mis quince minutos de fama). V

Scam Wars, or the ability to proclaim myself a true imbecile because of the terrible sense of uncertainty culture provoked on my already overrated ego.


Héctor Rodríguez



Episodio V


La cultura, reloaded (o la inercia de una estupidez anunciada).

Le he dado vueltas a toda esta forma de desarrollar crítica sobre algo tan relativo como lo son las formas de utilización y apropiación de la red por parte de un sector especifico de individuo. Es verdad que resulta altamente cuestionable, falible y debatible toda ésta argumentación sobre lo que me ha dado la gana etiquetar como “la perrada enajenada” y sus hábitos, usos y costumbres dentro de la red. Si tuviera que verme más justo y profesional, tendría que ponerme el traje de investigador para ponerle método, fórmula y estructura a todo éste asunto.

Sin embargo, esto no intenta aterrizar resultados concretos con pertinencia académica o trascendencia científica. La parte más débil de esta crítica o análisis o conjunto de reflexiones, o como se le quiera llamar, es la generalización: aquella donde de manera arbitraria injurio abierta y subjetivamente a un grupo de personas que se torna difuso e inexacto. Sé que existe un sector enorme de usuarios (que estimo son en su mayoría adolescentes y jóvenes) que integran el gran grueso del grupo al que dedico esta ópera. Sé también que la red se construye día a día con otro tipo de contenido; con propuestas chingonas; con información sumamente útil; con la creación de nuevas redes que fomentan la participación social, la atención de nuevas problemáticas, sitios alternativos, y una serie de ideas que se antojan frescas, innovadoras y hasta revolucionarias.

No hay duda de la diversidad encabronada de maneras que adopta la raza para hacerse un camino dentro y durante la web. Mientras unos desean ser lo que no son, otros construyen grandes discursos. Me reanimo al entender y asimilar de una vez por todas, que lo que decidimos ser no es más que resultado de nuestra propia capacidad de entender y comprender nuestro entorno. Sé que es una mamada generalizar, e insisto en que el objetivo de este texto no va en el sentido de sentirme o sentirnos "especiales" por querer hacer ostensible la estupidez del fanático de dichos espacios, que a la postre se han convertido en un escaparate de autopromoción. Estoy de acuerdísimo que cualquiera podría abrir un metro para postear una buena foto, sin fines de aceptación social.

Mi hermano menor, Diego, es un acérrimo internauta. Decidí compartir con el un bosquejo de estas reflexiones, para las que tuvo algunas opiniones al respecto:


“Por donde empezar… Pues primeramente jamás se podría negar la completa razón que tienes en mucho de lo que dices, llega hasta ser del tipo gracioso que dices "es que si es cierto".

Pero pues de cierta forma, no estamos viendo nada nuevo... ciertamente el Internet trajo consigo el que el usuario esté creando su propio contenido (lo cual no siempre fue así, sino hasta la llegada de la Web2.0), pero desde hace tiempo atrás, nos han atiborrado de ese mismo contenido mierda y superfluo:

Tenemos a MTV con sus "programas" que ni siquiera tengo adjetivos en mi vocabulario como para describirlos. (O simplemente vete a la televisión abierta). O que tal la revista Eres, o la Quien, o la De 15 a 20, o la Caras, o todas las nuevas que han salido para los Emos. O en la radio tenemos a los 40 principales que son todo un "referente" en cuanto a música se refiere.

No hay medio que se le escape desgraciadamente, pero a final de cuentas, si nos encabronamos tanto por todo esto, pues nos estamos encabronando con puro pinche puberto, porque aunque no es el 100%, si son la mayoría de los que se encuentran dando el uso del Internet tal y como lo describes. Facebook por ejemplo fue creada para usuarios de Harvard, era una red social, si, pero con un tono mas académico enfocado a hacer contactos de la propia universidad, entre otras cosas; después se expandió a Yale y Standford... no es por justificarla pero el que Facebook sea como se conoce ahora es porque Microsoft quiso entrarle a la competencia con Myspace y lo compró... se abrió a todo publico y valió madres. Metroflog de por si es una mierda por si solo, no solo por lo que representa... Fotolog es la misma chingadera pero con mejor interfaz, y aunque la "muchachada" lo use para sus practicas exhibicionistas, si hay usuarios que les agrada la idea de presentar una buena foto al día.

Siempre podemos elegir, yo elijo no entrar a esos sitios (aunque si tuve que entrar a Facebook para contactar a un amigo de Londres que había perdido, aunque suene a paro) y pues así todo eso puede pasar mientras uno es un inocente transeúnte en la red.

Si de gente mierda se puede hablar, es de las poderosas mentes que entran a los blogs a dejar inteligentes comentarios, bajo su mascara de anonimidad. Pero ahora si que aplico la de "pus es como en todo"”


Comparto mucha de la razón de mi carnal, sobretodo en el sentido de que como usuarios de la Internet siempre podremos elegir. En relación a lo que menciona sobre la pobre calidad de la oferta de contenidos en otros medios y la nula novedad de éste fenómeno, tengo que decir que la estupidez en la web sugiere una diferencia fundamental. Cuando las capacidades de la red mutaron hacia la creación de un concepto como el de la Web 2.0, se crea una ruptura donde los usuarios dejan de operar como meros receptores o espectadores, y comienzan a influir sobre el medio, modificándolo. El otrora receptor se convierte además en emisor y desarrollador de contenidos.

La proposición de Diego es que este tipo de “expresiones” que vemos ahora en espacios como facebook y anexas, donde la perrada vierte sus más frívolas preocupaciones, no son nada nuevo, y han venido apendejándonos bajo otros formatos desde medios más tradicionales. Pone de ejemplo a Mtv y a una sarta de revistuchas domingueras. Voy de acuerdo, y me permito ampliar aún más esta idea. Esta claro que es a partir del bombardeo indiscriminado de publicidad y contenido estereotípico a través de la radio, las revistas y la televisión, que el receptor promedio ha creado y pulido los lentes con los que mira el mundo. Sus preocupaciones, sus necesidades, sus aspiraciones y sueños; su capacidad de abstracción en general se ve trastocada a partir de la asimilación de “conceptos” aislados que desde los medios tradicionales, crean simulaciones y adaptaciones espectaculares y falseadas de la realidad. Y es que un gran porcentaje de las cogniciones diarias de un receptor promedio emanan de contenidos que han sido diseñados con la finalidad de descontextualizarlo de su entorno natural.

Esta manipulación se sigue dando, y en Internet ha presentado una derivación sumamente interesante. Ya mas o menos lo traté de explicar líneas atrás: toda esta pinche saturación de información crea en la perrada un sentido urgente de identificación y pertenencia hacia algo, lo que sea; algo así como una una profunda necesidad cultural de sentirse referenciado en cosas, movimientos, grupos, para posteriormente repetir lo introyectado. El flujo o esquema en el que participamos dentro del proceso de comunicación de los medios tradicionales nos supone como entes cautivos recibiendo datos a lo pendejo. Esos datos los replicamos en actitudes e intereses, en la calle o con los compas platicando, o dibujando o que se yo. Igual pueden ser replicaciones estúpidas o superfluas, ególatras o elitistas, con la diferencia de que se dan en el desarrollo de la vida cotidiana, al ir a la escuela o subirse al camión.

La web ha abierto la posibilidad de que tanto la genialidad como la imbecilidad fluyan de nuevas formas y por nuevos canales. El relativo anonimato en que nos tenía la TV, la radio y la prensa en general desapareció. Ahora todo mundo difunde su información, pretensiones, miedos y apegos, siempre y cuando cuente con una computadora y acceso a red. Lo grotesco es que la propensión de las formas en las que la perrada enajenada ha aprendido a figurar en este espacio, es directamente proporcional al tipo de interiorización cognitiva que ha venido realizando de los contenidos que los medios tradicionales le han ofertado durante toda su vida.

Ello ha ocasionado que para la web exista un proceso de reciclaje interpretativo de dichos contenidos. Esa es la gran paradoja de todo este desmadre: miles de vidas sometidas a un apendejamiento unidireccional y acumulado ahora poseen la opción de reproducir, en un medio virtualmente libre de límites y explícitamente interactivo, todo ese capital cultural edificado a fuerza de rutina, a partir del cual observan la realidad transcurriendo sobre una línea recta, ostentando un marca registrada, y desarticulándose exactamente ahí donde se supone que participan.

1 comment:

Fabirú said...

Tienes razón!
Por ejemplo, yo tengo metroflog, buuu pero no no! yo lo utilizo como una especie de diario! es mas, rara vez subo fotos mias, siempre pongo alguna que represente como estuvo mi dia, es interesante! ya pues!
Muy buen post!