Monday, August 25, 2008

La Guerra de las Falacias (o mis quince minutos de fama). IV

Scam Wars, or the ability to proclaim myself a true imbecile because of the terrible sense of uncertainty culture provoked on my already overrated ego.


Héctor Rodríguez



Episodio IV


Ser o no ser?... parecer!, ahi no hay dilema.

Yendo aún mucho más lejos, el flaco se tomo la molestia de incluso crear una especie de catálogo sardónico sobre los tipos sicológicos del típico usuario de Metroflog. La neta no tiene desperdicio alguno, y aquí lo transcribo:


El Hedonista: Utiliza este tipo de espacios para transmitir una sensualidad vana… obviamente se trata de un individuo que no encuentra en el “cara a cara” éxito alguno, y por tanto exhibe retocadas sus carencias en fotos y video editados al gusto por algún compa.

El ególatra: No irá a buscar a nadie, por tanto esperará soberbio a que lo busquen y lean lo que ha arreglado para mantenerse popular. Que música oigo, cuales son mis intereses… “vengan aquí hay de todo…” y como el rey del principito espera en su fortaleza de soledad aguantando paciente que llegue alguien a quien gobernar.

El presumido: No le basta salir a la calle a que vean sus pertenencias; tiene las fotos de su nave y su cuarto totalmente equipado, en la red. De esa manera cubre varias zonas y puede dormir tranquilo pues sabe que durante su sueño algún idiota trasnochador esta babeando frente al monitor y firmando su metroflog, tecleando: “estás pesado weeeey… ¿¿¿Puedo ser tu amigo DE AQUÍ???”

El voyeurista: Se encuentra al otro extremo del cable… es objetivo de todos los que tienen metroflog. Navega de sitio en sitio preguntándose como es la vida de los demás. Su madre le habla a cenar y el sólo quiere ver una vida más… cuando los demás se preguntan durante la cena “cuantas firmas tendré recopiladas” el a su vez se impone “antes de la cena tengo que firmar por lo menos 30... Quien quite y hasta 40… ¿¿quien necesita cenar??”

El trans-LUCIDO: Su vida es clara, honesta, sin tacha alguna. Hace caridad y es voluntario en diferentes cuerpos y movimientos. Se le conoce por hacer deporte y vive una vida sana. Tiene el potencial necesario para exhibir su casi perfecta vida. En resumidas cuentas, es el tipo de persona que jamás caería bajo la seducción de un modelo o arquetipo de la magnitud del clásico adicto al metroflog… Por lo que nunca faltará el lambiscón que haga notar que tales habilidades no pueden pasar desapercibidas, y que más gente como él tiene que admirarlas: “a todos les caes bien juanito… yo quisiera ser como tu… deberías tener un metroflog”… “¿y como hago para que me vean?... ¿podrías hacérmelo tu?… podrías poner todas las cosas que me conoces y que sabes de mi… hmm… casi no tengo fotos pero ahorita me tomo unas y me rompo el cuello para que más o menos vean lo que me pasó el año pasado por salvar un perro”. Ahora podemos verlo… su estilo de vida se volvió producto… de hecho otros que querían ser como él ya lo son… gracias al copy-paste y al photoshop.

El boicoteador: No entiende un movimiento social y lo descarta por no ser incluido. Su estrategia es conspirar y encontrar el punto débil del movimiento para disolverlo… su arma es la lengua pues le sobra ya que pocos aprecian su locuacidad. Fue el típico que en las piñatas no quería cantar el “dale dale dale” o que tenía que soplar las velitas del pastel de otro porque veía ridículos todos esos rituales domésticos de “aguevo”… en la universidad arremetió contra los profesores, directores, y hasta la zorra del salón. Ahora podemos verlo intentando condenas contra los que se congregan a “soplar el pastel” con estrategias contradictorias y llenas de hoyos, pretendiendo doblegar el sistema que sólo se caga de la risa de su ingenio balín.


Esto pues, es una mera burla que mas allá de intentar calificar o apuntar con el dedo, busca también el espacio para la auto-critica. Seguramente en alguna de estas descripciones caemos muchos de los que deambulamos por la red, muy aparte de lo que tiene que ver con Metroflog. Yo me decreto oficialmente voyeurista, sin el remate donde buscaría firmar u opinar en el espacio de algún hijo/a de la chingada.

Es mas que evidente que nuestro esfuerzo crítico en torno a este fenómeno es parcial. Observamos un tipo de suceso que se nos antoja indicar como anómalo y lo desarrollamos. Hablamos de “perrada enajenada” y “usuarios pendejos”. Calificamos a discreción. Cierto es que no pretendemos ser íntegramente objetivos; todo el análisis lo basamos en opiniones personales. Sin embargo creemos que hay algo de objetividad en nuestro sentir, aunque al final nos centremos en “el sujeto”.

En lo personal, entiendo perfectamente que espacios como Facebook o Metroflog se originaron por circunstancias materiales muy concretas. Es el ánimo colectivo, inserto en dicho contexto, quien sofisticó el ser y el hacer de dichos espacios. Dice el flaco:

“La misma explotación de estos espacios va a hacer que pierdan seriedad y atención a la larga (creo yo) porque hay cierto irrespeto por la facilidad y lo fortuito del servicio... no hay requisitos... no hay alguna forma de que uno pueda definir con que información se va a topar... y yo digo que en cuanto salga una alternativa más seria, esos lotes virtuales quedarán vacíos... como si fuera una feria abandonada... igual los gifs animados y los videos seguirán corriendo cuando alguien se meta a ver las ruinas del metroflog o Facebook”

Lo que me queda claro en relación a lo anterior, es que la explotación de estos espacios se da por parte de un sector determinado de banda. En el caso de que en esta vorágine de propuestas que es la Internet naciera una alternativa “más seria”, al momento en que se pusiera de moda, este sector determinado de sujetos posiblemente llegaría a banalizarla. Tal vez veríamos la muerte del facebook o del metro, abandonados en su forma y fondo, pero al mismo tiempo veríamos el nacimiento de una idea chida y diferente, que al momento de popularizarse seguramente terminaría igual, o peor.

Ahora, creo que el proceso de “muerte” de espacios como éstos no es tan sencillo. Esta muerte tendría que darse forzosamente por un decrecimiento nominal muy importante en los registros nuevos o existentes de usuarios, lo que pondría en jaque la rentabilidad del servicio, ocasionando eventualmente “la muerte” del espacio en cuestión. Sin embargo, la tendencia nos dice que el usuario de Facebook también lo es del metroflog, y del sexyno, y del myspace, y del hi5. Se trata pues, de pertenecer a las comunidades de moda. A que en la red pueda replicar mi jeta, mi vida y mis afanes exhibicionistas, en diferentes modalidades, por lo que no es necesario darme de baja en un espacio para darme de alta en otro. Esa es otra de las bellezas de este show.

Hablamos en todo caso de la expansión de un sentido de pertenencia. Mi pensamiento es que la perrada enajenada que ya explota estos servicios, no los abandona así nomás. En el caso que habla el flaco, de que surgiera una nueva opción (tal vez con un formato similar pero un enfoque menos propenso a la estupidez o superficialidad (eso es lo que entiendo por “mas serio”)), lo mas natural es que por la inercia de las modas, la masa comience a darse de alta. Una oportunidad más de pertenecer a una comunidad en crecimiento. Una comunidad albergada por un nuevo servicio donde la diferenciación es lo más importante. Las caprichosas leyes de la moda objetarían la necesidad de que este nuevo servicio ofreciera a güevo un contraste, una competencia atractiva con otros espacios similares. Aquí la cuestión es que esa competencia no significaría en lo absoluto que el usuario tuviera que abandonar otros servicios en los que ya estuviera inscrito.

Ahh la magia de la propagación… Y entonces, los adictos a estas madres pueden dar mantenimiento a dos, tres, cuatro o más versiones de ellos mismos, siempre y cuando los espacios que les dan la oportunidad de replicar su vida se mantengan de moda y merezcan la pena de albergar a ese (esos) personaje(s) que en un gran porcentaje creen ser, y aspiran a ser.

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