Monday, June 01, 2009

no hay que cambiar de amo, sino dejar de ser perro.



Ahhh la especie cánida. Senda cruz le toca cargar en esto de las comparaciones con el sapiens. El perro venido a menos; a hombre, a imbécil. Al menos así me da la gana entenderlo. El pedo es que la semántica de la metáfora clásica entre perros y hombres propone lo contrario, sin que hasta la fecha haya podido comprender las razones lógicas. Ahora estoy seguro de que el componente denostativo del símil debería ir en la dirección opuesta. No sé ni por qué vergas yo mismo he venido sobreexplotando dicha relación para hacer énfasis en la desdicha y estupidez de la banda (incluyéndome chicos, así es), sin embargo, estoy convencido de que si los canes pudieran emitir alguna opinión al respecto, estarían más que confundidos.

Manuel J. Clouthier creyó que los perros eran especímenes infelices. El vato escupió la frase que adorna el título de esta entrada, tratando de ilustrar la idea de una reivindicación ciudadana. La premisa en pocas palabras define al pueblo como la mascota de una clase política que lucha por eternizarse en el poder. Bonita imagen. Le aplaudo a Clouthier su poesía pertinente, aunque no estoy tan seguro de que su inspiración haya resonado a través del tiempo en nuesto ánimo colectivo.

La neta es que seguimos siendo perros a voluntad; es mucho más cómodo. Además, por qué madres querríamos dejar de serlo? Al final del día existen razones para pensar que el hecho de vivir bajo la sombra de un amo es a lo que aspiraría todo can domesticado o en vías de domesticación. Sin embargo, la sentencia de Clouthier plantea por si sola la posibilidad de varios escenarios. En el primero se ubicarían los canes que no quieren ni tienen necesidad de mutar a otra cosa, dado que han sido entrenados para aceptar su realidad tal cual es. La sociedad, dilucidada como una gran carrera de galgos babeantes.

En un segundo escenario tendríamos a los chuchos sin amo, esos que merodean por la calle a la deriva y que en el peor de los casos terminan hacinados en perreras. En este templete imagino a errantes, parias, activistas, desadaptados, sociópatas, anarcos, y en general toda una gama de raza anti-sistema que no cree ni en la autoridad ni en los métodos de un amo, y que cuando ladra se le silencia enérgicamente. No habría porque no pensar que de poder elegir, estos pinches perros seguro implorarían porque les cayera un rayo para morir de una vez por todas.

Clouthier convirtió al ciudadano común en perro con dueño y argumentó que el chiste no era cambiar de tutor, sino aspirar a convertirnos en otra cosa que no fuera una especie dominada. Nuestro ilustre ideólogo panista definitivamente no proponía una transmutación social hacia algún género exótico; su convicción se centraba mas bien en el hecho de que dejar de ser perros era la oportunidad para que cada quien forjara su propio destino como especie. Yo y Clouthier hubiéramos sido buenos amigos, muy a pesar de su utópico panismo ochentero.

El vato hablaba de un cambio profundo. De una transformación fundamental, colectiva, consciente. Ir de perro a humano. A ciudadano. Hablaba de un ejercicio pleno y justo de nuestros derechos; de la democratización del poder y la toma de un compromiso individual por participar en la construcción de un nuevo status quo. Clouthier era one bad motherfucker. Por eso lo mataron. Pero su cadáver no importa ahora; además, esto no es un homenaje al cabrón. La cuestión es que la energía vital de este compadre en torno a lo político era confrontativa, revolucionaria en cierto sentido, si es que a un empresario panista de la clase alta se le pudiera clasificar en esos cajones. Desear que el perro induzca el cambio de su propia circunstancia para transformarse en un ciudadano crítico de su entorno está chido, pero me suena todavía a puñeta mental.

A mi me laten los perros. No por nada me refiero al grueso social como la "perrada" enajenada; yo mismo ladro de vez en cuando. Pero hay de perros a perros. Habemos quienes sabemos que lo somos y nos vale madre. Hay quienes hacen como que no saben; otros que lo saben y no les late pero no hacen nada; otros que si hacen; otros más que lo saben y les late, y los que nomás no tienen ni puta idea. Los "amos" seguirán siéndolo durante un rato, más no siempre. Hasta ahorita se han encargado de asegurar por todos los medios las condiciones necesarias para mantenerse como tales. Pasará un rato para poder convertirnos de perros a Clouthieres, en masa, sin que nos maten.





3 comments:

tokyo sex said...

no sé ! yo siento que a la vez soy perra y ama ;D

Fabirú said...

Hu hablar de la responsabilidad individual me pone a pensar muchisimas cosas y a fantasear en otras, pero aqui lo cierto es que las ideas de Clouthier estaban bien vergas. Justo pues. Pero para lograr esa justicia todos tenian que poner de su parte y entonces ahi lo utópico de las cosas :(.
Somos perros con amos aun mas perros que nosotros. Y hay quienes no hacemos nada por evitarlo.
Salud!

Ros said...

Guau, guau...


:)