dedication.

Me caga ponerme bitacorero en esta pendejada del blog. En fin, el pedo es que ahora que demabulo solo por la perra vida he de reinventar mi esparcimiento de alguna forma. So, ayer fuí a ver "dedication". Es cagado cuando llegan ese tipo de peliculas a cinépolis. Digo, no es el enorme cine alternativo ni mucho menos, pero de alguna forma rompe un poco el molde de la basura visual que generalmente se exhibe para el placer de la raza que gusta pagar 50 lanas por ir a hacer pucheritos y babitas al ritmo de su propia decadencia (cuanto drama dios mio).

Total, la cuestión es que me gusta ir al cine solo. De hecho es de mis actividades de cajón. Así se debería ir al puto cine, solo. Es de las pocas cosas que son disfrutables a plenitud en el formato de "no acompañado". No es como ponerse de acuerdo con la barriada para ir a empedarse o a un café o a la lucha libre, nel. Vas a abstraerte, a que te cuenten una historia; a que te narren como fué, es o podría ser algo, todo o nada. Lo castrante es que el pedo quedó al revés, empezando por el hecho de que estos cabrones del negocio de las proyecciones construyeron todo un sistema inspirado en disneylandia, donde la estridencia, el azucar y el apendejamiento fácil son jefes de jefes.

Y es que lo planearon bien estos muchachones. Mucha pinche luz, para empezar. Neón a lo bestia. ¿Que se supone que produce el encandilamiento a nivel sicológico? La neta no sé pero me voy a poner conjeturoso. Tanto destello de seguro adormece, baja la actividad cerebral y lo pone a uno en piloto automático. Después, el ritual de comprar boleto, ir a dulceria por las obligadas dosis de azucar que contrarresten poquito el aletargamiento, pa finalmente depositar el trasero en esa especie de reposet que cualquier abuelo de asilo desearía tener en su sala de TV. Es tan chingon que ni siquiera se necesita traer efectivo; gracias a la poderosa ahora puede llegar uno hasta su asiento con dogo y coca en mano.

Anyways, la cuestión es que fuí, en lunes, a la ultima función. No solo fué la experiencia de ir solo, sino también la de estar prácticamente abandonado en la sala. Me sentí realmente como desas concursantes de belleza cuando mencionan su nombre por el micro: emocionado y profundamente conmovido. Cero pendejos a quien callar u oir masticando chatarra. Único entonces, a mis anchas, con vaso sencillo de palomitas y un antojo encabronado de nachos con extra queso sintético. Pensé en ir por unos, pero llegué a la conclusión de que está cabrón pagar 25 pesos por una pinche botanilla a la que te le escupen una minimierda de supuesto queso que, aunado a lo jodido que ya de si es para la salud (pos cual salud puees!?), saca los pedos más asquerosos que al menos yo he olido en mi vida. Pagar por una sesión de esos pedos si esta culero, la neta.

Ehmm.. ok, so, estar en una sala de cine completamente solo puede cambiar la perspectiva de la película que está por verse. Justo cuando se medio apagaron las luces y comenzaron los promos iniciales, entró una pareja aca de apariencia popof; una ruca güera pintadadazazaza y un cabrón aca disfrazado de licenciado. Para mi pinche desgracia se sentaron a una fila de donde me ubicaba, cuando tenían toda la puta sala para platicar y tocarse sus partes nobles.

Lo chingón del dolby surround y de toda esta alta tecnología cuadrafónica que se cargan las salitas modernonas, es que no importa qué tanto y tan alto bufe o gima la raza... al final, las charlitas o rapidines que escojan sostener en medio de música de alta fidelidad, disparos y cañonazos (wtf?) serán mera vibrancioncilla imperceptible. Aún asi caga el palo pues.

Los dejé existir (cual dios que soy). No sabía qué esperar de la película. Lo único que sabía es que el director era Justine Theroux, un vato que ha participado actuando en peliculas como mullholland drive, american psycho, zoolander, bla bla, y que los protagónicos corrían a cargo de Tom Wilkinson (recordar eternal sunshine of the spotless mind), Billy Crudup (recordar big fish y the good sheperd) y Mandy Moore (recordar la porquería de rolas que hace y su carita hipnotizante y hermosa). La sinopsis que tuve la molestia de leer decía textualmente: "Una moderna historia de amor en la cual Henry Roth (Billy Crudup), un autor de cuentos para niños en Nueva York, de carácter misógino, se ve obligado a trabajar con una hermosa ilustradora (Mandy Moore), que reemplazará a Rudy (Tom Wilkinson), colaborador habitual y amigo personal de Henry." (no sé que vergas les pasa a estos editores que cada vez se ponen más sintéticos)

Mi sorpresa fué saber que Mandy Moore actuaba. Eso tenía que verlo. Por lo demás, saber que me iba a meter a ver una "moderna historia de amor" (que putas se supone que significa eso?) no me molestaba en lo absoluto. No me voy a detener en detalles de análisis cinemátografico avanzado y esas mamadas. La pelicula está chida, la neta. Es entretenida, tiene una buena dirección de arte, manejo perro de la fotografía, un guión sagaz y lo suficientemente inteligente como para captar la atención; buenas actuaciones, y sobretodo, personajes interesantes. La sorpresa es que Mandy Moore libró el reto satisfactoriamente, y de paso se convirtió en mi nuevo amor platónico. Che vieja está mamasita, que pasada de lanza.

Obviamente no podía dejar de haber jaladas, sin embargo creo que no tienen tanto peso como para destacárseles. La historia en sí no puede evitar ciertas dosis de cursilería barata, pero bien manejada. Desarrolla también, con habilidad, ciertos clichés y secuencias medio mamonas que al final terminan salvándose ya sea por algun chispazo de humor bien ubicado, o gracias a un cierre basado en alguna frase o recurso visual ad hoc.

En general, salí buena vibra de la sala. La parejita cosmo que logró escabullirse a lo que prometía ser mi primera función en solitario, no aguantó ni media hora de proyección y huyó con la cola (y el dogo de 30 pesos) entre las patas.

Es oficial. Los lunes tendrán que ser de "yendo al cine solo"

=)