Sunday, October 11, 2009

aves a veces.


Recordé el nombre de esa banda tapatía mientras me desenlagañaba los párpados. Aves invaden todas las mañanas el jardín de esta casa, ejecutando su cantata matinal y buscando uno que otro insecto en la enredadera. Me he acostumbrado a pensar que su descarada conchudez no es tanto una afrenta, sino mera adaptación. Y es que me acerco a la puerta de vez en cuando a observarlas... y ellas, muy chingonas, paradas en el tendedero, solo atinan a sobrevolar entre la vegetación y esas infames cuerdas en las que cuelgo la ropa. Creo que perdieron el miedo. He llegado a pensar que hasta se burlan de mí, aunque se lea enfermamente estúpido o paranoico... aves pintadas de colores pocamadre, silbando, rockeando, jammeando, síp. Me pregunto si entre ellas existirá este pedo tan humano de los estilos o géneros, porque de hecho, me gusta pensar sus cantos como música en bruto. Estaría chido. Gorriones indie, zanates metaleros, torcasitas powerpoperas, buitres grindcoreros, águilas grungeras, chorlitos punkarros, tucanes electroclasheros, y así.

No sé que tipo de aves son las que me visitan mañanas y tardes, pero me queda clara la supervibra cantante que se acomodan. Pareciera a veces que romantiquean; otras que se mientan la madre y muchas más que disertan poemas para pasar el rato. Vuelan después de sonar, solo para instalarse en alguna otra rama o cuerda y volver al cotorreo musical. Lo hacen parecer tan normal, como si las cosas así estuvieran determinadas; como si la vida fuera un círculo.

Adoraría que hablaran. Que llegaran a este jardín y me dijeran "hola Héctor, buenos días... qué onda, nos permites?" (jaja, el colmo del absurdo que necesitaran permiso para algo). Las imagino llegando al tendedero diciendo "eyyyy weee no te pases de lanza, tamos cansadas danos agua o que pex?"... o tal vez solicitándome algo de música instrumental pa coverear. Podría hacerme compa de varias de ellas y hasta apodos nos pondríamos. Pero no. Si ello fuera posible, creo que la realidad se inclinaría más a otro tipo de interacción entre especies. Estoy convencido de que si las aves pudieran juzgarnos con todo el peso del pensamiento, nos creerían estúpidos. Bueno, no solo las aves, je.

De cualquier forma ellas vienen, hacen lo que hacen, y se van. Yo no hablo ni produzco sonido alguno, solo contemplo, parado en los limites de la puerta. He estado tentado a preguntarles sobre los lugares, paisajes, y gente que han conocido... sobre cómo es allá arriba. Si lo hiciera; si les preguntara, así nomás, creo que no necesitaría ir con ellas a ninguna parte: ya estaría volando.

2 comments:

Nalleli said...

Aves a veces... ese grupo me recuerda a una adolescente que se vestía de moradito e iba a las flores del muerto, de pasadita por ser menor de edad... oh sí, algún miembro era el amor platónico de una de mi metalerisíma amiga Angie.

Los he visto cantar, en el tendedero a punto de hacer gimnasia. Qué nostalgia la de ver pajaros cerca. Al menos creo que ese amarillo que descubrí entonaba una rola tropical.

Saludos diplomáticamente correctos, perfhéctor.

monolution said...

Carnal, mientras leía el texto te imaginé como homeless platicando felizmente con los pájaros que llevabas en la cabeza y hombros, mientras ellos te cagaban..., pero eso no importa, porque tu eras feliz!

ahí dejo la moraleja al aire

Este es el primer comment que te dejo en tu blog carnal, ya veremos con qué sales mas adelante. Me late leer tus posts tragicómicos..

pax